Ocaso de un amor que nunca fue
Fueron en esos días del alba, soleados
Madrugadas de gloria, espíritus ardientes
En los que tu sol y mi luna ambos crecientes
Bajo un mismo cielo se hallaron posados.
Y ahora sé que fui por completo cegado
Por tu resplandor en apariencia inocente
Pues hoy el firmamento es muy diferente
Ya tu sol se a ocultado en mi mente
Hoy por hoy han por designio divino cambiado
Nuestros caminos astrales pasados
Y si antes nuestros cuerpos celestes chocaron
No fue amor; fue el destino o la suerte.
No pretendas pensar que mi mundo
Seguía al sol sin demás por quererle
Hoy tu ya no estás más a mi lado
Norte sin sur, amarillo, azul o verde
Hoy reposa tu visión, pasión y mente
En un horizonte de libros y amores tenues.
Y qué lástima por ti que el día haya pasado
Puesto que un sol, brillante y ardiente
No es más que un punto blanco pendiente
En un ocaso sereno, pleno y consciente.
Raul Monraz, TD '17