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La mala educación: la ficción y la vida

 

        Quizás el director contemporáneo más distinguido de toda España, Pedro Almodóvar es conocido como auteur con una visión extraordinaria por las mujeres, gracias a los éxitos que ha tenido con sus numerosas películas alrededor de las emociones y los sufrimientos de personajes femeninas. En el Festival de Cannes, Su Volver (2006) obtuvo el premio de mejor interpretación femenina para el conjunto de seis actrices. Sin embargo, La mala educación (2004) es una película centrada no en las mujeres sino en los hombres, o más bien, hombres homosexuales, bisexuales y transexuales. Nos cuenta una historia tan compleja que se confunde hasta la ficción y la vida dentro de la película, y que hizo que Roger Ebert dejara su intento de describir la trama en su reseña.

        El protagonista, Enrique, es director de cine en busca de una buena historia para el próximo proyecto. Un día, tiene una visita de un antiguo amigo que se llama Ignacio. Éste fue su primer amor en colegio pero nunca se han visto desde entonces. Ignacio ha escrito una historia titulado La visita sobre los días juntos en el colegio católico y los abusos sexuales que sufrió a manos del Padre Manolo, un pederasta que tenía un fetiche para niños con voz angélica. Además ha inventado en su historia un reencuentro del Padre Manolo y Zahara, la Ignacio ficticia y transexualizada en su madurez. Quiere que Enrique dirija una película basada en el relato y también, ya que es actor, le pide que le dé el papel de Zahara. Enrique, escéptico al principio, tiene que volver a su juventud y a su relación con Ignacio para descubrir lo que se esconde detrás de esta visita.

        La película oscila entre dos mundos de narración sin esfuerzo. Uno es la vida real de Enrique, y el otro es la ficción de La visita, el título de su película. Almodóvar mezcla los dos mundos, así que vemos un personaje en uno, y luego lo encontramos en el otro, actuado por otra persona. En parte para que cada espectador pueda seguir el argumento sin problema, Almodóvar utiliza una señal de forma que distingue la película por dentro: las escenas de La visita tienen una proporción de aspecto distinta. Con atención muy enfocada, se puede ver la ligera reducción del tamaño y las dos tiras de negro a ambos lados de la pantalla cuando se alterna de la vida real a la ficción interior. La narración de La visita se funde con la realidad en el rodaje de su última escena cuando se muestran las cámaras y todo lo demás del plató.

        Aunque La visita es ficción, se basa la parte del colegio en el pasado de Ignacio y Enrique como autobiografía, así que al principio la consideramos como serie de sucesos en el mundo real. Eso no es el único caso en que Almodóvar vincula la ficción y la vida. En La mala educación, hay una escena en que dos personas acaban de terminar un asesinato y deciden meterse en el cine para hacer tiempo. Es la semana de cine negro (alias film noir, un género de cine del hampa) y, saliendo de la sala de proyección, uno comenta irónicamente: «Es como si todas las películas hablaran de nosotros.» Al final del plano la cámara se para, abandonando a los dos y fijándose en tres carteles de películas, los cuales incluyen Double Indemnity (1944) de Billy Wilder, una obra maestra de film noir acerca de un asesinato bastante semejante a lo que ellos acaban de cumplir.

        Como La visita, La mala educación también está relacionada con la realidad fuera de sí misma. Se ve en la oficina de Enrique el cartel de una película titulada La abuela fantasma. Éste fue el nombre provisional de la próxima película de Almodóvar, la cual se tituló finalmente lo que ya he mencionado, Volver. Además, dicen que no sólo el papel de Enrique tiene algún elemento autobiográfico sino también que muchos otros personajes tienen sus respectivos prototipos en ciertos conocidos del director.

        Tal vez la fusión de la ficción y la vida en La mala educación quiere decir que el mundo dentro de la película no es tan distinto de el fuera. Aunque aquél sea más dramatizado, somos empujados a nuestros destinos por la misma pasión mostrada por los personajes, la cual también se presenta en letras gigantescas en el último fotograma de La mala educación.

 

Xinwei (David) Yao, JE ‘16

 

 

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