¿Dracula o Drácula?
Lanzado en 2006, la 75a edición del aniversario de Drácula contiene no sólo la pelÃcula clásica de Tod Browning, sino además otra versión, rodada también en 1931 pero enteramente en español. La pelÃcula original se inspiró en la pelÃcula anterior Nosferatu (1922), asà como la novela de Bram Stoker. Llevaba a sus espectadores primeros a desmayarse de temor, y hoy es considerada como una obra maestra del cine de terror. Se pensaba que la versión en español de la pelÃcula se perdió, hasta que fue descubierta y restaurada en la década de 1970.
En estos años en Hollywood, era costumbre rodar una pelÃcula en Inglés y también en lenguas extranjeras con el fin de llegar a un público más amplio. El director, George Melford, recibió la tarea de crear una nueva pelÃcula en español, utilizando los mismos decorados y el vestuario de la pelÃcula original. A todo el elenco, a excepción de Carlos VillarÃas, quien interpretó a Drácula, se le prohibió ver la pelÃcula original, mientras VillarÃas se instó simular la actuación excepcional de Bela Lugosi. Como Melford habÃa visto la pelÃcula original varias veces, tuvo la oportunidad de mejorar muchos de los aspectos de ella, como la composición del fotograma y los ángulos de cámara.
Después de ver ambas pelÃculas, admito que todavÃa me gusta más la versión en inglés. La versión española es superior al pensar en algunas escenas. Más notablemente, la escena famosa en la que Van Helsing se da cuenta de que no puede ver a Drácula en el espejo se construye mejor en la versión española. Se nos presenta una escena más larga en que Drácula besa la mano de Mina, convirtiendo su desaparición en ser más obvia y estéticamente agradable. En otra escena, MartÃn (quien trabaja en la institución mental), dice a la enfermera que todo el mundo está loco y que duda hasta el estado mental de ella. En la pelÃcula original, su acto siguiente es absurdo e inesperado: él se aparta enloquecido de ella. Sin embargo, en la versión española la escena fue mejorada: la enfermera se enoja y se aleja de él, como se esperarÃa en una situación realÃstica.
No obstante, parece que la versión española carece de actuación verosÃmil. VillarÃas no puede superar el desempeño superior de Lugasi, con sus locos ojos felinos y miradas terribles (que, admitamos, son imposibles de igualar). VillarÃas simplemente no parece tan espantoso como Lugasi, y fracasó en crear el ambiente necesario. El resto del elenco en la versión original sorprende con una actuación notablemente realista, que no se encontraba mucho en las pelÃculas de la época. Dwight Frye, quien interpretó a Renfield, demuestra un cambio extraordinario en su carácter después de que Dracula le muerde, mientras que su equivalente español presenta un cambio mediocre, tan forzado que el espectador se siente incómodo. La representación de Drácula y Renfield en la versión española no sólo es malo en comparación, sino también objetivamente. El único personaje que presenta una actuación más natural es Eduardo Arozamena en el papel del profesor holandés Van Helsing, pero si se compara con Edward Van Sloan, su equivalente estadounidense, no puede superarlo, con su control total de la situación y su postura autoritaria y recta.
Hoy en dÃa, algunos crÃticos consideran que la versión española es un clásico de su propia. Afirman que la ventaja de Melford de poder ver la pelÃcula original, junto con el alargamiento de la pelÃcula de 75 a 104 minutos, fortaleció la estructura de cada escena, pero estoy en desacuerdo. Esta prolongación no añade ningún contenido importante en la pelÃcula, y en cambio quita algo de su suspenso. El punto principal de la pelÃcula original es su elección de actores excepcionales, cuyas caracterÃsticas únicas y peculiares los hacen memorables, algo que se ha perdido por completo en la versión española. Aunque algunos ángulos de la cámara y cambios al establecimiento de algunas escenas son mejores en la versión de Melford, parece que Drácula tiene menos de ofrecer que Dracula.
Dor Mizrahi, SM ‘16