Como siempre, tengo miedo
Tengo miedo de mis brazos
Que te buscan sigilosos
En la delirante oscuridad.
De ahuyentarte con mi voz
Extraña y vacía,
Con la tormenta constante
Que azota mis pensamientos.
Tengo miedo de tus manos
Sabias y valientes
Paseándose por curvas
Ensurucadas, extranjeras.
De tus ojos, esos ojos infinitos
Suplicando
Con cadencia de media noche
que velemos juntos la luna.
Tengo miedo del silencio vasto,
Que separa tu mundo y el mío.
Se esfuman las palabras
Y nosotros ya no existimos.
De nuestras miradas fugaces,
De tu boca, de tus besos
Inocentes como la mañana
Que se asoma y sonríe por la ventana.
Tengo un miedo enorme de inundarte,
Esclavizarme, de dejar que el tiempo
Recuerde nuestra agonía,
Que rompa tus huesos y los míos,
Con la furia con la que nacimos.
Una tarde de otoño el oro
Se colgó en las ramas
Y tú, en mis pensamientos.
El alba canta al compás de tu respiro.
Tengo miedo de tenerte
y después perderte en el olvido,
de dejarte en la estación de suspiros
contento, alborotado, boquiabierto,
mientras departo sola, escapando
hacia la eterna oscuridad.
Mariana López, SM ‘14